Quiste sacro, quiste pilonidal, fistula, absceso, se trata de varias maneras de nombrar una concentración de células muertas (pelo, piel, etc.) que derivan en una infección, localizada en la zona final de la columna, alrededor del coxis. Habitualmente cercana al pliegue superior de los glúteos. En el momento que esta zona empieza a molestar, cuando estas tumbado en superficies rígidas y te incorporas, cuando estas sentado en una silla… estas señales habitualmente nos dicen que esta “bolsa” está infectada. Lo más común es que, al inicio, no se preste atención a esta molestia. Con el paso del tiempo, esta zona de infección empieza a crecer debajo de la piel, cuando nosotros desde la superficie solo vemos un pequeño granito o enrojecimiento. Esta bolsa puede buscar una salida para drenar la infección a través de un poro de la piel y en este momento se creará la fistula pilonidal.
Es importante acudir al médico, cuanto antes se intervenga y se extirpe la bolsa que contiene el quiste sacro, más reducido será su tamaño y por lo tanto más rápida su recuperación o postoperatorio.
Es tras la cirugía cuando el papel de la enfermera es fundamental, principalmente si la herida se decide mantener abierta y dejar que cierre por sí misma, desde dentro hacia fuera. Cura por segunda intención. Para que la intervención sea efectiva y el quiste pilonidal se elimine por completo, las curas son tan importantes como la cirugía.
El tamaño y profundidad de la herida pueden variar considerablemente de una persona a otra, estos factores marcaran el tipo de cura, el material a utilizar, la periodicidad de cambio de apósito y limpieza. Durante el proceso de curas, es posible variar los materiales a utilizar, según coloración de la herida y signos de infección.
Tras la cirugía del quiste pilonidal, puede estar indicado hacer las curas cada día. En muchas ocasiones será una buena opción, enseñar a un familiar o persona cercana a realizar la cura con seguridad y precisión. La enfermera debería controlar la cura cada cierto tiempo, para comprobar que la evolución es correcta e incorporar, si es necesario, algún cambio en el abordaje de la herida. También será importante que esta persona tenga contacto con la enfermera para consultar dudas.
El proceso de cura de una cirugía de quiste pilonidal puede ser laborioso y complicado. Se pueden dar las circunstancias siguientes con relativa frecuencia:
- La velocidad de curación se detiene
- Reinfección y mal olor de la herida
- Al final del proceso, no cierra completamente
- Sangra en exceso
- La herida se vuelve a abrir a los pocos días de cerrar
En todos estos casos se deberá hacer una revaloración del tipo de cura que se está efectuando, iniciar cambios y observar.
Los hábitos de la persona y las pautas de alimentación, serán factores cruciales que ayudarán o dificultarán una correcta evolución de la herida post quirúrgica.
En las siguientes imágenes, se pueden observar heridas post quirúrgicas de quiste sacro, limpias, con una evolución correcta:


El color de las imágenes se ha alterado intencionadamente, con la finalidad de reducir el impacto visual.